El Milagro de Isaac: Capítulo 21 del Génesis

En el capítulo 21 del Génesis, nos encontramos con un relato emocionante que nos narra el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham y Sara, la concepción milagrosa de Isaac en la vejez de ambos. Este pasaje bíblico está lleno de fe, promesas divinas y la fidelidad de Dios hacia su pueblo.


El Cumplimiento de la Promesa Divina

En la lectura del capítulo 21 del Génesis, vemos cómo Dios visita a Sara y le concede el milagro de concebir a su hijo Isaac, cumpliendo así la promesa que le había hecho. A pesar de la avanzada edad de Abraham y Sara, Dios muestra su poder y fidelidad al darles un hijo.

Isaac: Un Regalo de Dios en la Vejez

La llegada de Isaac trae alegría a Abraham y Sara, quienes agradecen a Dios por este regalo en su vejez. Sara expresa su asombro y gratitud al decir: “Dios me ha dado ocasión de reír”. El nacimiento de Isaac es un recordatorio del poder de Dios para cumplir sus promesas en el tiempo divino.

La Separación de Agar y su Hijo Ismael

Tras el destete de Isaac, Sara insta a Abraham a despedir a Agar y a su hijo Ismael, ya que no quería que Ismael compartiera la herencia con Isaac. A pesar de la resistencia de Abraham, Dios confirma que la descendencia de Isaac será la perpetuación de la promesa divina.

La Protección Divina en el Desierto

Después de que Agar y su hijo Ismael son despedidos, se encuentran en el desierto de Berseba sin agua. Dios escucha el llanto de Agar y muestra su misericordia al proveerles agua y prometer hacer de Ismael una gran nación. Esta historia destaca la compasión y protección de Dios hacia los afligidos.

Pacto entre Abraham y Abimélek

El capítulo 21 del Génesis también nos muestra el pacto entre Abraham y Abimélek, donde se resuelven disputas sobre pozos de agua. A través de este pacto, se refleja la importancia de la honestidad, la justicia y la confianza en las relaciones humanas.

La Siembra de un Tamarisco y la Residencia de Abraham

Tras establecer la paz con Abimélek, Abraham planta un tamarisco en Berseba y llama al nombre de Dios. Permanece en el país de los filisteos por mucho tiempo, demostrando su respeto por las tierras donde reside como forastero.


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